Un fruto de café tarda 9 meses en llegar al grado de maduración. En él se encuentra la cáscara y dos semillas dentro, recubierta por azúcares que se utilizan para la fermentación. Esta fermentación se lleva a cabo en unos tanques para fermentar alimentos, y es en donde se intensifican los sabores que el café ya tiene.
Un buen protocolo de fermentación garantiza que las semillas se procesen de manera uniforme, optimizando el rendimiento y la calidad del café final. La fermentación no solo es fundamental para el sabor del café, sino que también juega un papel crucial en la producción.
Para que haya una buena producción se necesita una buena fertilización, pero para una buena taza de café se necesita un buen protocolo de fermentación, de secado, de tostión y preparado.
En conclusión, desde el fruto hasta la taza se requiere un proceso largo y complejo. Disfrutar de una taza de café de calidad es apreciar el resultado de un trabajo artesanal meticuloso, donde la dedicación crea una experiencia única.
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