Cuando empezamos a tomar café de buena calidad, queremos informarnos sobre cuáles son los cafés fuertes y cuales son los cafés suaves para una elección más personal.
Estos, se dividen en tres procesos que vamos a mencionar a continuación:
En términos generales, tenemos tres procesos principales y demasiadas variedades.
Por un lado tenemos el proceso natural, que es secando todo el grano de café con su cáscara, lo que nos va a dar notas más intensas, sabores un poco más dulces y bastante cuerpo en la bebida.
Por otro lado tenemos el proceso Honey o enmielado, que es el café secado con su mucílago. Esto nos va a dar un cuerpo mucho más medio, notas dulces, aromáticas, frutales, florales. Es un café muy balanceado.
Por último tenemos el proceso lavado, que es el más tradicional y más conocido, donde se remueve la cáscara, el mucílago, y se seca solamente el grano de café.
Teniendo normalmente una acidez media, un café dulce, balanceado, con notas a chocolate o caramelo. Este es uno de los perfiles con menor intensidad y es un café mucho más suave.
Todo esto, lo hemos de tener en cuenta a la zona donde estemos cultivando, a la variedad que estemos utilizando, y al proceso de fermentación.
Al considerar estos procesos junto con la zona de cultivo, la variedad de café y el método de fermentación, podemos hacer elecciones informadas y disfrutar de una experiencia de café más personalizada y enriquecedora.
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